The Fork Club
1980 - 2020
40 AÑOS
40 AÑOS
Andrés Cornejo
Daniel Balmaceda
Emilio Garip
Francisco Alfonso
Pablo Naumann
Ricardo Lalor
Rubén Espósito
Sergio Etchart
Francisco Alfonso
Sergio Etchart
Pablo Naumann
Pedro Rivero Segura
Alberto Vaccarezza
Gracias al presidente Emilio Garip y a la secretaría, en mayo cada miembro del club fork, y bajo el lema "risotto con osobuco", recibió en su domicilio, 1 ración de arroz carnaroli del bueno, 500 ml de caldo de verduras casero, un parmesano rallado fino espectacular y un malbec 2013 de Clos des Andes de la bodega poesía.
Pedro Rivero Segura brindó su tercer comida. En la primera nos sorprendió con odaliscas, en la segunda con un mondongo ruso, y en la tercera se fue más por el lado helénico. Tántalo se vanagloriaba de recibir a sus invitados con lujos que no se veían ni en el propio Olimpo. Todo un pre-Forkman, podríamos decir. Pero en cambio por ello, y otros detalles un tanto escatológicos para esta carta, los Dioses en pleno -y hacían pocas cosas unánimemente- diseñaron una de las más crueles torturas de las que se tenga recolección. Hundido hasta la barbilla en aguas frescas y puras de un lago, y con una cornucopia al alcance de la mano, no podía satisfacerse con nada porque apenas se acercaba, tanto el agua como el alimento se le alejaban. Así padeció Pete su comida. Con el suplicio propio de una iniciación. Pero no vio pasar agua fresca y frutas estridentes, precisamente. Su Hades -no, no me refiero a que tomó jugo se soja- se compuso de todo lo que vale la pena comer y beber, y él sólo consumió abstención. Hubo pescados, mariscos, carnes, achuras, vegetales, quesos a explotar y hasta hongos -falsos y verdaderos-, y todo con vino, mucho vino y más vino. Cómo se escancia sólo en el Fork y en el Olimpo.
En los “Paradixos” -increíble Diego pero el maldito término llegó al menú, ¡pero me resisto a que aparezca en la carta!- hubo de todo. Hasta música. aunque la algarabía del reencuentro tras el largo receso estival hizo que apenas fuera atendido el delicado acompañamiento de la mano de Jorge Alvarado. Pero hubo crocantes mollejas al cognac, hubo Buñuelos de Centolla -”la mejor manera de camuflar una centolla que vi”, acotó Bagó-, hubo un Curry de Sandía que dejó perplejo a Naumann -quien sirvió hace tiempo una sopa de Sandía que dejó perplejo a quien escribe, aunque sospecho que no en el mismo sentido- y a Seb le recordó una célebre vez en que en Catamarca le sirvieron Sandía & Salame a falta de Melón con Jamón; y hubo, por último, un Confit de Pato y Ananá que inspiró a Alf la crítica rimada “El confit, no fue a la Pete”, que después arruinó agregando... no tenía grasa. Sin aclarar si se refería a Pete o al Confit. El Cruzat Cuvée Rose y el Luigi Bosca a Rose is a Rose nos bañaron de alegría.
Ya en la mesa nos sorprendió una rareza. -Plato interesante -esgrimió Vaccarezza cuando apareció esa versión Mar y Tierra con ingenio de arquitectura. Un roll de salmón ahumado, con su debido chaleco de alga, hacía las veces de tronco de un hongo, con la capellina de portobello. Un Rutini Sauvignon Blanc acompañó muy bien e inspiró en alguno, también hay que decirlo, el apelativo de “plato bifálico”.
El siguiente paso, denominado lacónicamente “Ceja de Bife” generó altas expectativas. La realidad osciló entre un “la ceja espectacular” de un entendido cárnico como es Buchanan, hasta un “a mi me llegó un tartare de ceja de bife” de Alberto, pasando por un “le faltó maillard, caramelo” del siempre técnico Naumann. Hubo unanimidad -como con los Dioses y Tántalo- en que el Finca Los Nobles Cabernet Bouchet eclipsó el plato que debía acompañar.
¡¡Y por fin llegó la cornucopia!!! Esta vez no fue de fruta sino de quesos. Perfectamente podría tomarse éste plato como el principal de la noche. A lo largo de todo el 2019 se fue consolidando la tendencia -creo que Lalor alguna vez llegó a gritar la consigna “Los quesos al estatuto”- de regalarnos quesos -antes o después del postre-, y Pedro se ocupó de que en el 2020 esa tendencia arrancase haciendo pata ancha. Y por último, nos compartió una Mousse de Chocolate al 70% con granos de sal gruesa y un toque de aceite de oliva virgen extra, con un Saint Felicien Semillon Deux.
Luego hubo café, bombones, puros y destilados. Se puede asegurar que vino con todo Pete -gota incluida- y a dárnoslo todo. Sobre todo, su presencia. Alguien que lo conoce muy bien, destacó que de todas sus comidas ésta fue la que menos lo representó -algunas temperaturas, algunos puntos de cocción- pero fue, sin dudas, en la que más se valoró que estuviera presente.
El dar de comer bien, de beber mejor, e incluso el dar de reír, son requisitos fundamentales para brindar una comida Fork. Brindarse en una comida Fork es cuando estar presente en ella es lo fundamental.
Emiliano Cisneros
Secretario del Fork Club